Holaa!!
Bueno...Antes de todo...1000 DISCULPAS!
XK??
Pués x haber dejado así abandonado el blog, x no comentar en los vuestros...:S Uuff...K maal T.T
Pero es que verán...Es época de fiestas y he estado con mi familia, he salido, y la verdad es que no tuve tiempo para el blog...Ni siquiera para el ordenador :S
Ahora encontré un poquito de tiempo y decidí aprovecharlo para subir capi y cuando entré al blog me quedé.... :O
Y saben xk? Pués xk me encontré cn ¡13 COMENTARIOS! Y...¡26 SEGUIDORES! :D:D
No me lo podía creer!! Me han hecho muy muy feliiz en serio! :D
No sé si mañana....Pero encontraré el tiempo para pasarme x TODOS los blogs que dejé atrasados! Y por los blogs de mis nuevas/os seguidoras!! ^^
Muchas gracias! :D
Ahora...Les dejo el capítulo...
Estaba nerviosa, ya me iba a ir y era la primera vez que me alejaría durante tanto tiempo de mi familia...Entonces escuché el '¡Arre!' del conductor y el carruaje se empezó a mover. Yo respiré ondo: 'Tránquila Giselle, todo irá bién'
El camino hacia el castillo fue bastante aburrido pero con los nervios y la emoción que tenía, me fue imposible aburrirme.
Nadie hablaba al menos, conmigo. Los hombres hablaban entre ellos y yo, que no quería ser cotilla, me sumergí en mis pensamientos y me paré a escuchar el ruido del trote de los caballos.
Entonces, cogiéndome de sorpresa, el jóven chico me habló:
-¿Ésta nerviosa señorita?-me preguntó sonriendo amablemente.
Yo miré con tímidez y observé a los otros hombres que seguían a su converación. Volví a mirar al chico que seguía sonriendo en espera de mi respuesta. Parecía simpático.
-Sí...Un poco...
El chico sonrió más y se dejó escapar una risita como si ya se esperase mi respuesta, pero no era una risita irritante, sino reconfortante.
-Es su primera visita al castillo ¿No?-preguntó con la misma sonrisa. Yo asentí con la cabeza.-Lo suponía...Yo también estaba nervioso la primera vez que lo visité...
Yo le sonreí y luego desvié la mirada ya que me daba vergüenza en fondo, yo iba a ser una simple sirvienta y aquel chico era claramente superior socialmente. Hubo un pequeño silencio hasta que el chico volvió a hablar.
-Así que va a trabajar como sirvienta.-formuló en una especie de pregunta. Yo asentí.-Es un trabajo bastante duro y aún más con Miss Drawlin...-volvió a reír una vez más, su risa no fue irritante y ésta vez pareció que se riera por algo personal.
-¿Miss Drawlin?-pregunté yo curiosa de saber quién era.
-Sí. Ella es la que le encomendará las cosas que tiene que hacer.-dijo muy educado.-Y bueno...Su carácter...Es un poco brusco...Es muy estricta con el trabajo. 'Todo debe ser hecho a la perfección'.-dijo con un tono de voz más grave. Comprendí que la estaba imitando. Yo me reí.-Es lo que siempre dice y exige.
Yo suspiré.
-Pués intentaré hacerlo bién.-dije sonriendo. El chico me devolvió la sonrisa y preguntó.
-¿Cómo se llama?
-Mi nombre es Giselle. Giselle Milton.-dije con la misma sonrisa. <> Pensé.
-Giselle...-sonrió-Mi nombre es Paul. Paul Nereil. Trabajo como guardia en el castillo del rey. Encantado de conocerla.-dijo sonriente tendiéndome su mano en gesto de que se la estrechara. Yo lo hice y sonreí.
-Encantada. Es un honor conocerle.
El camino se hizo mucho más entretenido hablando con Paul. Practicamente era como si estuviésemos solos ya que los otros dos hombres seguían a su conversación. No me paré a escucharlos así que no sé de que hablaban en cambio, Paul y yo nos íbamos conociendo mejor. Me había caído muy bién. Era simpático y amable. Muy buena persona, lo noté.
Descubrí que tenía 19 años, me dijo que era la misma edad que tenía el príncipe...<> Pensé... <<¿Cómo sería? ¿Lo vería alguna vez?...>>
Después de haber hablado un buen rato, nos quedamos callados y él miró hacía afuera.
-Ya estamos por llegar.
Al pronunciar esas palabras, volví a sentirme nerviosa y emocionada incluso, algo asustada. Habían desaparecido estas emociones mientras hablaba pero ahora, habían vuelto.
Respiré hondo y volví a repetirme ''Tranquila Giselle''.
Pero mis nervios aumentaron cuando escuché al conductor del carro que decía:
-¡Soooo!
Y la carroza frenó.
-Ya. Llegamos.-dijo Paul.
Entonces los hombres delante nuestro empezaron a levantarse. Me miraron y antes de bajar de la carroza, me saludaron amablemente. Yo les devolví el saludo.
<<¿Y ahora?>>-pensé.<<¿Qué hago?>>
Paul también se levantó y me dijo:
-Puede bajar.
-Aah, sí sí, claro claro.
Me levanté yo también y bajé la carroza después de Paul, que me ayudó ya que estaba un poco alto.
-Gracias.-le dije.
Ahí estaban los otros dos hombres que me miraron y entonces uno de ellos me dijo:
-Paul te acompañará y le enseñará lo que será su habitación y le explicará lo que tendrá que hacer.-dijo amablemente. Yo asentí en signo de aprovacion.
Entonces, nerviosa, miré hacía el castillo.
Una muralla de piedras lo rodeaba. Ante mí, unas escaleras que conducían a alta y robusta puerta de metal con leves relieves que formaban dibujos (espirales) y en el centro, una corona. Detrás del muro, estaba el castillo. Divisaba sus altas torres, la bandera del reino que danzaba al viento en lo alto de cada una de ellas, las ventanas (algunas de ellas, hermosos ventanales), etc.
Estaba maravillada, tuve que esforzarme para mantener mi compostura ante aquellos soldados y no quedarme boquiabierta.
Respiré el aire fresco y puro, debido a los árboles que rodeaban el castillo haciendo que su paisaje, fuese aún más espectacular. Alcé la vista hacía el cielo perfectamente celeste con el cálido y brillante sol que resplandecía en él. Una pequeña mariposa violeta voló ante mí, batiendo elegantemente sus delicadas alas. Era hermosa.
Todo era perfecto.
-¿Le gusta?-me preguntó de repente Paul.
-Me encanta.-contesté sonriente.
-¿Quieres ver el resto del castillo?-preguntó sonriente.
-Claro.-contesté disimulando mi entusiasmo, pero no lo conseguí y se notó perfectamente de que estaba súper ansiosa de entrar y ver como era el interior del castillo. Paul se rio y yo sonreí algo tímida.
-Vamos.-dijo encaminándose hacia la puerta de metal que ahora, ya se había abierto. Me di cuenta de que los otros hombres ya no estaban y supuse que debían haber entrado.
Yo seguí a Paul, y escuché como el hombre de la carroza volvía a gritar:
-Arre.
Y la carroza volvió a partir, guíada por los hermosos y musculosos caballos.
Yo subí las escaleras con emoción. Estaba a punto de entrar en el castillo y casi temblaba de la emoción que sentía y no podía evitar sonreir en cambio, miré a Paul que caminaba sereno con una expresión totalmente tránquila. > Pensé.
Entonces, cruzamos la puerta atravesando la muralla. Definitivamente, estábamos dentro.
-Woow...-dije maravillada.-Es precioso.